miércoles, octubre 25, 2006

RIGOLETTO, UNA NOCHE EN LA OPERA

Ayer me fuí con mi amigo de diez años a la ópera. Lo pasé fenomenal pues conseguí lo que pretendía mi chica, que me evadiera del mundo durante dos horas.

Si te pones a escuchar la música y los artistas acompañan, vibras con ellos. Sufres por amor y por desamor, por celos por traición o por VENDETTA, como era el caso, te alegras cuando ellos también lo hacen, pero en los casos de óperas de Verdi, no pasa muy a menudo. En las óperas de Verdi muere hasta el apuntador.

Si te acompaña un amigo, Iñigo, de diez años que va aser bautizado en estos temas, pues esperas que lo disfrute. Fue el que más aplaudió en alguno de los momentos y salió pensando en que igual el año que viene le hago un hueco para volver.

También os diré que no entiendo a quienes usan la ópera como medida de moda. Mi amigo me preguntó que a qué se debía que se mirasen así las mujeres, con medida de repaso y la verdad es que me dejó asustado, pero lo mejor es que no se dió cuenta que a él, también le revisaron, aunque no se si para aprobar ver a un menor o por los pantalones de surfero, camiseta de skate y sus Geox desgastadas.

No obstante que bonita es Rigoletto cuando la compañía y los artistas acompañan.

1 1comentarios

1 2Comentarios:

Anonymous Anónimo said...

Así que me he perdido una obra maestra... Me alegro por Iñigo.

miércoles, 25 octubre, 2006xxyyxx  

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